Una maestra de escuela tenía una manera muy singular de estimular a sus estudiantes para que pensaran. De vez en cuando, escribía en la pizarra breves mensajes que no tenían relación con lo que estaban estudiando en ese momento sus alumnos.
Una mañana, los alumnos encontraron el número 25.550 escrito en el pizarrón. Por fin, uno de ellos levantó la mano y le preguntó por qué estaba allí esa cifra en particular. Ella explicó que era la cantidad de días que ha vivido una persona de 70 años. De ese modo, estaba tratando de hacer hincapié en la brevedad de la vida y en el valor que tiene cada día.
Cuando somos jóvenes y miramos al futuro, el tiempo parece pasar de manera sumamente lenta. Es difícil imaginar como cambiamos de pensamiento con los años al considerar que el tiempo ha pasado con tanta rapidez que nos preguntamos cómo ha sido posible . A medida que vamos envejeciendo, los años parecen cortos y efímeros, sobre todo cuando los comparamos con la eternidad.
Esto enfatiza lo que dice el Libro de los libros sobre la vida: «Es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece» (Santiago 4:14). Por tanto, es importante que aprovechemos al máximo las oportunidades que tenemos dy hagamos nuestras las palabras del Salmo: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» Salmo 90:12
Reflexión: No te limites a pasar el tiempo; inviértelo.