Durante las próximas semanas iniciamos una serie de mensajes basados en los primeros 5 capítulos del libro de Romanos. El apóstol Pablo plantea cuál es el verdadero problema del hombre y como Dios toma la iniciativa para proveer la solución.
Esta carta es un desafío que ha transformado la vida de miles de cristianos. Hay muchos ejemplos de como Dios ha transformado la vida de diferentes generaciones al leer y practicar sus verdades. Algunos cristianos primitivos la leían semanalmente, y otros la copiaron muchas veces.
El Espíritu Santo iluminó la mente de San Agustín a través de la epístola a los Romanos; en el año 386 d.c. asistía a la iglesia y mantenía una fachada religiosa, pero más tarde, al reflexionar sobre su conducta, se dio cuenta de que su vida inmoral era una contradicción intolerable. Según su testimonio personal se sentía aprisionado en “un torbellino de sensualidad” que le empujaba hacia “un remolino de pecado”.
Pero Agustín tenía una madre que oraba por él durante estos años, y, como respuesta a sus oraciones, Ambrosio, obispo de Milán, se hizo amigo de Agustín. Un día, mientras lloraba en el jardín de Ambrosio, Agustín meditaba en la necesidad de principiar una vida nueva y terminar con su inmoral y vieja manera de vivir. Oyó que un niño en la casa vecina cantaba estas palabras, “¡tómalo y lee!¡tómalo y lee!”.
Tomó el manuscrito que tenía a mano y sus ojos cayeron en las palabras de Romanos 13 que dicen: “Andemos como de día, honestamente; no englotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Fue el principio de una nueva vida. Años después, en sus “Confesiones”, él escribió: “No tenía que leer más, ni necesitaba más, instantáneamente, al terminar la frase, una luz inundó mi corazón y todas las dudas desaparecieron”.
Te animamos a descubrir este poder para cambiar.